Hoy quiero contarte algunos datos y conceptos esenciales sobre fertilidad que todas las personas deberíamos saber desde jóvenes. No importa si hoy no tenés claro el deseo de ser madre o padre, o actualmente no estás en la búsqueda: esta información te puede ayudar a tomar decisiones más informadas sobre tu cuerpo, tu tiempo y tus posibilidades. Por el contrario, si en este momento estás buscando embarazo, esta información puede brindarte datos claves que tal vez no sabías (o no te dijeron nunca).
1. Tu “etapa fértil” tiene un tiempo limitado (tanto en mujeres como en hombres)
Lamentablemente, para los seres humanos la fertilidad es limitada, contamos con un cierto tiempo de edad reproductiva en donde tenemos la posibilidad (en la mayoría de los casos) de tener hijos/as (si es que lo deseamos). En las mujeres, este tiempo está directamente ligado a la reserva ovárica y la calidad ovocitaria, que va disminuyendo con la edad. Pero también en los hombres la calidad espermática puede verse afectada con el paso del tiempo.
Además, el riesgo genético tanto en mujeres como en hombres aumenta con la edad (te lo explico en detalle más abajo).
Por eso, si tenés el deseo de ser madre o padre en algún momento de tu vida, es clave estar informada/o y así poder tomar la mejor decisión para vos y tu proyecto de vida.
2. Lograr un embarazo puede llevar tiempo
Muchas personas creen que mientras sos joven y sana/o, el embarazo puede llegar rápido. Pero incluso sin problemas de fertilidad, lograr un embarazo espontáneo puede llevar algo de tiempo:
- Entre los 20 y 29 años, la tasa de embarazo espontáneo es del 20-25% por ciclo.
- Entre los 30 y 35 años baja al 15% por ciclo.
- De los 35 a los 39 años, se reduce al 10% por ciclo.
- Después de los 40 años, es menor al 5% por ciclo.
Esto no significa que sea imposible lograrlo, pero sí que hay que tener expectativas reales y la información adecuada para no entrar en desesperación cuando no sucede por algunos meses. Más abajo te cuento cuándo se recomienda visitar a un especialista.
3. La infertilidad no es solo “cosa de mujeres”
Este es uno de los mayores mitos más instalados. Siempre se creyó que los problemas de fertilidad eran “cosa de las mujeres”, pero se ha demostrado que:
- En el 33% de los casos la causa puede ser femenina.
- En otro 33% de los casos la causa puede ser masculina.
- Y en otro 33% de los casos la causa puede ser mixta, es decir, ambos miembros de la pareja (heterosexual) tienen algún problema de fertilidad que les está impidiendo lograr un embarazo espontáneo.
Por eso, si hay dificultades para concebir o antecedentes de pérdidas gestacionales, lo ideal es que ambos miembros de la pareja (heterosexual u homosexual) se evalúen con especialistas en fertilidad.
4. No existe la “infertilidad sin causa aparente”
En algunos casos, después de hacer varios estudios relacionados con la salud reproductiva, no se encuentra una causa puntual o un problema específico que no permite lograr un embarazo espontáneo y a estas personas / parejas se las agrupa bajo el concepto de “infertilidad sin causa aparente” o “esterilidad sin causa aparente”.
En los últimos años, este concepto está siendo dejado de lado porque evidentemente una causa hay (porque el embarazo no se está logrando), pero puede ser que todavía no haya sido descubierta, ya sea porque no se hicieron los estudios adecuados, o bien porque la ciencia no llegó aún a conocer todas las posibles causas de infertilidad.Así que, si estás en esta situación, mi mayor recomendación es que sigas investigando, sigas realizando consultas de segunda opinión y encuentres un equipo de especialistas donde te sientas contenida/o y bien informada/o.
5. Podés evaluar tu fertilidad estés o no buscando embarazo
Conocer tu reserva ovárica, cómo están tus estudios hormonales, entender tu ciclo menstrual o analizar la calidad espermática no requiere estar buscando embarazo o tener el deseo claro de ser madre o padre. Actualmente, existen estudios accesibles y específicos que te permiten conocer cómo está tu salud reproductiva, y tomar decisiones informadas y con mayor claridad. Esto es especialmente útil si:
- Tenés más de 30 años y pensás postergar la maternidad/paternidad.
- Tenés más de 30 años sin un deseo claro de ser madre / padre.
- Tenés antecedentes familiares de problemas reproductivos.
- Te estás por someter a un tratamiento de quimio / radioterapia.
- Te estás por someter a alguna cirugía que comprometa tu reserva ovárica o producción espermática.
- Ya tenés algún diagnóstico que pueda comprometer tu fertilidad.
- O simplemente querés tener mayor información sobre tu salud reproductiva.
6. La preservación de la fertilidad es una opción real (y valiosa)
La vitrificación (congelación) de óvulos o la congelación de esperma son técnicas seguras y cada vez más elegidas y utilizadas. Son recomendables si:
- Querés postergar la maternidad/paternidad por elección.
- Tenés que hacer un tratamiento médico agresivo que pueda comprometer tu reserva ovárica o producción espermática (como quimio o radioterapia).
- Tenés alguna patología diagnosticada que pueda comprometer tu reserva ovárica: baja reserva ovárica, menopausia precoz, falla ovárica prematura, endometriosis, etc.
- Te estás por someter a alguna cirugía que pueda comprometer tu reserva ovárica o producción espermática.
Preservar tu fertilidad no es una garantía de embarazo o bebé sano en casa, pero sí una oportunidad de ampliar tus opciones a futuro.
7. Hay señales que te pueden alertar antes de empezar a buscar embarazo
Comenzar a buscar embarazo de manera espontánea o a partir de un tratamiento de reproducción asistida debería ser siempre guiado por un ginecólogo/a especialista en fertilidad, sobre todo si no tenés mucha información sobre el tema.
Si bien la recomendación es establecer un diagnóstico inicial que te indique cómo está tu salud reproductiva actual y a partir de ahí poder evaluar tus opciones reproductivas, algunas de las “señales” que te pueden alertar e incitar a consultar con un especialista antes de comenzar la búsqueda de embarazo son:
En las mujeres:
- Ciclos menstruales irregulares (menos de 24 días, más de 35 días o variaciones importantes entre ciclos)
- Ausencia de menstruación durante varios meses sin causa aparente (amenorrea)
- Menstruaciones demasiado abundantes o escasas
- Dolores muy fuertes e incapacitantes durante tus días de menstruación, ovulación o durante las relaciones sexuales
- Sangrado entre períodos o después de tener relaciones sexuales
- No notar signos de ovulación en tus ciclos (no tener cambios en el flujo, sensibilidad en las mamas, cambios en la temperatura basal, etc.)
- Flujo vaginal inusual (color amarillo, verde, con olor, etc.)
- Infecciones ginecológicas recurrentes o enfermedades de transmisión sexual sin tratar
- Exceso de vello corporal o facial, acné severo o caída del cabello (posibles signos de desequilibrio hormonal).
- Aumento o pérdida de peso significativa en poco tiempo sin causa aparente.
- Síntomas de hipo o hipertiroidismo (fatiga, intolerancia al frío o calor, cambios en el ánimo, etc.).
- Antecedentes familiares de abortos espontáneos recurrentes, hijos / embarazos / familiares cercanos con alguna condición genética y/o retraso madurativo, mujeres en la familia con menopausia precoz / falla ovárica prematura, familiares con problemas hematológicos (Trombofilia) y/o problemas de fertilidad.
- Tener patologías ya diagnosticadas que puedan comprometer la fertilidad: baja reserva ovárica, menopausia precoz, endometriosis, Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), miomas, pólipos, quistes ováricos, etc.
- Si tenés un diagnóstico de alguna condición genética que tenga riesgo de transmitirse a la descendencia.
- Haberte sometido a tratamientos médicos como quimio o radioterapia y no haber preservado tu fertilidad
En los hombres:
- Eyaculación dolorosa o con sangre.
- Eyaculación con olor o color inusual, presencia de gránulos, etc.
- Dificultad para mantener una erección o bajo deseo sexual.
- Infecciones recurrentes o enfermedades de transmisión sexual sin tratar.
- Antecedentes de testículos no descendidos en la infancia.
- Historial de paperas en la adolescencia/adultez con inflamación testicular.
- Exposición frecuente a calor excesivo o sustancias tóxicas (baños calientes, químicos, radiación, anabólicos).
- Varicocele diagnosticado (várices en los testículos).
- Antecedentes familiares de abortos espontáneos recurrentes, hijos / embarazos / familiares cercanos con alguna condición genética y/o retraso madurativo, y/o familiares con problemas de fertilidad.
- Si tenés un diagnóstico de alguna condición genética que tenga riesgo de transmitirse a la descendencia.
- Haberte sometido a tratamientos médicos como quimio o radioterapia y no haber preservado tu fertilidad
Estas pueden ser algunas de las “llamadas de atención” para que consultes con un especialista en fertilidad, pero no quiere decir que sean todas. Ante la duda, siempre es mejor preguntar.
8. Hay factores que pueden beneficiar y/o perjudicar nuestra fertilidad
Existen distintos factores, tanto propios como externos, que pueden beneficiarnos o perjudicarnos en nuestra salud reproductiva. Algunos de estos factores son naturales, inevitables y biológicos (como la edad y/o la genética), y otros factores pueden ser externos y manejarse o modificarse con un enfoque adecuado (como el estilo de vida, hábitos diarios y ciertas condiciones médicas).Esto quiere decir que, si bien hay aspectos que no vamos a poder controlar, también hay otros sobre los que sí podemos actuar. Con la información y asesoría adecuada, es posible tomar decisiones que nos permitan cuidar nuestra fertilidad (y nuestra salud en general) y evitar o disminuir aquellos hábitos que pueden perjudicar nuestra salud reproductiva.
Edad
La edad es uno de los principales factores que influye en la fertilidad de todas las personas, aunque impacta de forma distinta en mujeres y en hombres.
- En las mujeres, con el paso del tiempo disminuye la reserva ovárica (cantidad de óvulos disponibles) y también la calidad ovocitaria. Las mujeres nacen con un número limitado de ovocitos que va disminuyendo progresiva y naturalmente. En la edad reproductiva, quedan alrededor de 400.000 óvulos, y ese número continúa bajando hasta llegar a la menopausia. Además, a partir de los 35 años comienza a aumentar el riesgo de que un porcentaje de la reserva ovárica presente alteraciones genéticas (especialmente anomalías cromosómicas), aumentando así el riesgo de formar embriones aneuploides (embriones con un número incorrecto de cromosomas que aumenten las posibilidades de que haya un fallo de implantación, pérdidas gestacionales y/o bebés afectados).
En los hombres, aunque la producción de espermatozoides continúa durante toda la vida, la calidad espermática puede disminuir con la edad. Además, algunas investigaciones demuestran que, a partir de los 45 años, comienza a aumentar el riesgo de tener descendencia con ciertas condiciones como autismo, enfermedades genéticas y/o patologías neurológicas.
Genética
La genética también juega un papel fundamental. Es uno de esos factores que (por ahora) no se puede modificar.
- En mujeres, algunas pueden experimentar una disminución de la reserva ovárica de forma fisiológica, pero otras pueden desarrollar falla ovárica prematura o menopausia precoz, a veces por causas cromosómicas o génicas. Si hay antecedentes familiares con estos diagnósticos, o tu reserva ovárica no coincide con tu edad, conviene estar especialmente atenta y realizar una consulta con un ginecólogo/a especialista en fertilidad.
- En hombres, hay variantes genéticas que pueden afectar espacialmente la cantidad de espermatozoides, e incluso producir azoospermia (ausencia de espermatozoides). Cuando se detectan alteraciones importantes en el espermograma (cantidad, movilidad y/o morfología), puede ser necesario realizar estudios genéticos para investigar las posibles causas. Es el urólogo o andrólogo quien debe indicar este tipo de estudios.
Condiciones / patologías médicas
Ciertas condiciones de salud pueden impactar en nuestra fertilidad. La gran mayoría de ellas se pueden tratar y controlar con un correcto diagnóstico, una asesoría adecuada y un equipo multidisciplinario de especialistas. Si alguna de estas patologías te resuena y estás buscando embarazo o es un deseo que tenés en mente, sería importante que consultes.
- En mujeres, patologías como el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), la Endometriosis, enfermedades autoinmunes (como Lupus o Tiroiditis de Hashimoto) o infecciones ginecológicas no tratadas, pueden alterar los ciclos menstruales, la ovulación, la parte hormonal y tiroidea, la calidad ovocitaria o el ambiente uterino.
- En hombres, infecciones genitales no tratadas, varicocele, trastornos hormonales, obesidad, uso de esteroides anabólicos, enfermedades crónicas mal controladas (como la diabetes) o ciertas enfermedades autoinmunes también pueden influir en la fertilidad.
Estilo de vida y factores ambientales
Los hábitos diarios, la alimentación, actividad física, la exposición a tóxicos y el entorno también influyen en la salud reproductiva de hombres y mujeres.
- El tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, las drogas, el estrés crónico, el sedentarismo, la mala alimentación o el mal descanso pueden afectar negativamente tanto a la función ovárica como a la producción espermática, además de empeorar la calidad de las gametas (óvulos y espermatozoides).
- La exposición a tóxicos ambientales o químicos (como pesticidas, disolventes, metales pesados o plásticos industriales) también puede alterar la calidad del semen o interferir en el sistema endocrino.
Hay ciertos hábitos diarios que se pueden ir mejorando poco a poco, sin entrar en dietas restrictivas y de pocas calorías, sino adoptando herramientas que se puedan incorporar a la vida diaria, que se puedan manejar fácilmente y que nos hagan sentir mejor. Hay que pensar el cambio de hábitos como: “qué alimento y energía le estoy dando a mis células comiendo esto / haciendo esto / tomando esto, etc.”. Sobre todo, si estamos en la búsqueda de embarazo, hay ciertos hábitos y factores de nuestra vida diaria que deberían mejorar para favorecer el entorno reproductivo.
9. ¿Cuándo se debe consultar con un especialista?
Si estás comenzando la búsqueda de embarazo espontáneo, es importante saber que, en algunos casos, esto puede llevar algunos meses. Mi mayor recomendación es que no entres en pánico, disfrutes del proceso y realices junto con tu pareja una consulta con un especialista en fertilidad para realizar algunos estudios básicos y emprender la búsqueda más tranquilos.
Para contabilizar los meses de búsqueda de embarazo, es fundamental que sepas que solo se contabilizan los meses de “Búsqueda Activa”, es decir, aquellos meses donde mantuvieron relaciones sexuales en los días fértiles del ciclo menstrual, donde hubo signos de ovulación, etc.
- Si tenés menos de 35 años y llevas 1 año buscando embarazo de forma activa sin éxito, es recomendable que consultes con un ginecólogo/a especialista en fertilidad.
- Si tenés entre 35 y 38 años y llevas 6 meses buscando embarazo de forma activa sin éxito, es recomendable que consultes con un ginecólogo/a especialista en fertilidad.
- Si tenés 39 años o más, te recomiendo que la búsqueda de embarazo sea guiada y acompañada por un especialista en fertilidad.
1 de cada 6 parejas puede tener algún problema de fertilidad que le esté impidiendo o dificultando lograr un embarazo de manera espontánea. También hay otras parejas que logran el embarazo, pero sufren pérdidas gestacionales recurrentes. Cualquiera sea tu historia, quiero que sepas que no estás sola/o. Ante cualquier duda sobre tu salud reproductiva siempre es mejor consultar.
10. Nunca te compares con el camino reproductivo del otro
Cada cuerpo, cada historia y cada proceso reproductivo es único. Nunca se sabe la forma o el tiempo que le llevó a una persona o a una pareja lograr un embarazo. Si bien hay casos que son similares entre sí, cada persona / pareja es un mundo. La situación reproductiva de una persona / pareja es única y la posible solución para cada caso se debe evaluar de manera personalizada y multidisciplinaria.
Conclusión
Conocer tu fertilidad es parte de conocer tu cuerpo. La fertilidad no debería ser un tema tabú, ni algo que se empiece a investigar sólo cuando hay dificultades. Cuanta más información tengas, más herramientas vas a tener para tomar decisiones.
Hablar de fertilidad es hablar de salud, de tiempo, de deseo, de planificación y de futuro.
¿Querés conocer más sobre tu fertilidad? ¿Tenés dudas? Estoy acá para ayudarte. Soy Flor Vicentini, Lic. en Genética y especialista en fertilidad y genética reproductiva y realizo asesorías online personalizadas.