Reserva Ovárica: ¿Cuál es la manera correcta de medirla?

La reserva ovárica es la cantidad de óvulos que una mujer tiene disponibles en un momento determinado.

La mujer nace con la cantidad de óvulos que va a tener durante toda su vida: en el nacimiento puede haber de 1 a 2 millones de ovocitos que luego disminuyen significativamente a 200-400 mil en la etapa reproductiva. A medida que aumenta la edad, disminuye gradualmente la reserva ovárica. En el proceso de óvulación, un solo óvulo es el que se libera y sale del ovario, pero en ese ciclo fueron varios los que “compitieron” para ver cuál era el que más se desarrollaba y maduraba para ser ovulado. En otras palabras, un solo óvulo se libera por ciclo, pero el resto de esa partida se reabsorbe y se pierde.

La reserva ovárica es un dato fundamental de la salud reproductiva de la mujer y desempeña un papel importante en su fertilidad. La evaluación de la misma ayuda a los especialistas a entender mejor la situación reproductiva de una mujer y a desarrollar planes de tratamiento personalizados según sus necesidades y objetivos reproductivos.

Existen ciertos marcadores aislados que tienen una certeza diagnóstica aceptable para medir la reserva ovárica:

La reserva ovárica se evalúa principalmente mediante una combinación de análisis de sangre y ecografía/ultrasonido. Dentro del análisis de sangre se pueden medir las hormonas FSH (hormona folículo estimulante), Estradiol y AMH (hormona antimulleriana). Estos resultados se complementan con una ecografía transvaginal donde se hace un recuento de folículos antrales. Esta ecografía se debe hacer entre el día 2 y 5 del ciclo menstrual (es probable que estés menstruando/con la regla en ese momento).

Puede haber otros marcadores que se utilicen para evaluar un poco más en detalle la reserva ovárica: los marcadores genéticos. En aquellos casos donde la reserva ovárica es menor a la que se esperaría por la edad de la mujer, se pueden hacer estudios más específicos como un Cariotipo y/o un estudio de Fragilidad del X.

El cariotipo en un estudio genético que sirve para evaluar el número y la estructura de los cromosomas de una persona. Con este estudio confirmaríamos que no hay nada a nivel cromosómico que nos pueda estar interfiriendo con la reserva ovárica (por ejemplo: Síndrome de Turner o Síndrome de Triple X). Por otro lado, el estudio de Fragilidad del X analiza si existe una pre-mutación en un gen puntual (gen FMR1) que se encuentra en el cromosoma X. Esta mutación genética se puede asociar con falla ovárica prematura y nos da una posible respuesta al diagnóstico de baja reserva ovárica. Estos dos estudios deben ser indicados por un especialista en fertilidad y genética reproductiva. No son estudios que se hagan de rutina, pero sí se deben tener en cuenta en ciertas situaciones puntuales.

Conocer la reserva ovárica puede ser importante por varios motivos:

  • Puede ayudar a una mujer a tomar decisiones informadas sobre la planificación familiar y la maternidad: si una mujer tiene una reserva ovárica disminuida para su edad, puede optar por buscar embarazo más temprano o bien preservar su fertilidad vitrificando óvulos si desea postergar su maternidad
  • Puede ayudar a una mujer a conocer su situación reproductiva actual
  • Para aquellas mujeres que realizan un tratamiento de reproducción asistida, conocer cuál es la reserva ovárica de ese momento, puede interferir en el tipo de estimulación ovárica que le indiquen, en el tipo de técnica reproductiva que se utilice y nos da una idea de cuáles son los resultados que podemos esperar

En resumen, la evaluación de la reserva ovárica es importante para comprender la salud reproductiva de una mujer, planificar la maternidad, abordar la infertilidad y tomar decisiones sobre tratamientos de fertilidad y preservación de la fertilidad. Proporciona información valiosa que puede guiar las decisiones médicas y personales relacionadas con la reproducción.

Conocer la reserva ovárica es un derecho que tiene cualquier mujer estando o no en búsqueda de embarazo, sabiendo o no si quiere ser madre en algún momento de su vida. Se puede controlar 1 vez al año o cada 6 meses (dependiendo la edad de la mujer y la indicación médica) desde una edad reproductiva temprana (a partir de los 20 años si se desea).

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